martes, 14 de junio de 2016

Chronos

En los mitos griegos, Chronos era el dios de las Edades y del zodiaco. Surgió al principio de los tiempos formado por sí mismo como un ser incorpóreo y serpentino con tres cabezas: de hombre, de toro y de león. Se entrelazó con su compañera Ananké (la Inevitabilidad) en una espiral en torno al huevo primigenio y lo separó, formando el universo ordenado de la tierra, el mar y el cielo. Chronos permaneció como el dios remoto e incorpóreo del tiempo que rodeaba el universo, conduciendo la rotación de los cielos y el eterno paso del tiempo.



-Monte Duck, hace 7 años-



Existían unas fisuras en este monte que, al soplar el viento, hacia el efecto sonoro del "Cuak" del pato, de ahí que a este monte le llamaran Monte Duck. Esta mañana había sido muy fría y solitaria, no se hallaba nadie por las calles, un viento frío te golpeaba dejándote sin aliento. Un manto blanco, un manto de nieve cubría todo a tu alrededor dejando una bonita estampa para el recuerdo. Aun con este tiempo, había personas que marchaban al monte, ya fuese por ver la ciudad desde lo alto, nevada; para ver las flores sobresaliendo de la nieve o para resguardar y cuidar a los animales que le habían cogido por sorpresa. Este era el caso de Arima, una joven que no superaba los 17 años.



-Me voy abuelo-, decía cogiendo la bufanda y colocándose bien los zapatos. Arima era una chica delgada, de una estatura normal para su edad. Se caracterizaba por ir siempre con una amplia sonrisa en la cara, y su risa se podría nombrar el tesoro de la ciudad, todos amaban escucharla. Un largo cabello encerrado en una larga y única trenza que ya alcanzaba hasta mas allá de la espalda. Y unos ojos grandes, en los que cuando te reflejabas en ellos era como purificar tu alma, ésta era Arima.



-Hoy voy temprano así que no hay necesidad de correr, además seguramente me tropiece y preocupe al abuelo-, dijo colocándose la bufanda en el cuello de forma que dos tramos de ella ondulaban con el viento.



(Ya en el Monte)



La vista era espectacular, un manto cubría todo el monte de nieve. Pequeños roedores salían de su madriguera en busca de comida, trozos de nieve caían de las ramas de los arboles al suelo dejando en el aire pequeños copos de nieve. Todo estaba en completo silencio, como mucho se escuchaba las pisadas de los animales o el cantar de los pájaros. Este ambiente le produjo a Arima una tremenda paz, ella tranquilamente se lanzo a la nieve a hacer un ángel dejando tras de si, unas pisadas y una magnifica vista de aquel, su hogar. Arima se quedó profundamente dormida en la nieve, se asemejaba al cuento que tanto le narraba su abuelo por las noches. Cuando de repente y alterando su sueño, un grito y un llanto efusivo retumbó en el monte.



-Parece la voz de un niño...-, pensó y rápidamente intentó seguir el rastro del sonido hacia el interior del monte. El monte Duck, era también el lugar donde los ciudadanos mas religiosos rendían culto a su dios y el lugar que usaban como cementerio.



(Temblando de miedo al ver el paisaje, los tenebrosos animales y las imágenes que se le venían a la mente desde su imaginación) El abuelo me tiene dicho que no venga aquí, ni siquiera me ha dejado ver jamas la tumba de la abuela-, decía mientras se adentraba cada vez mas llegando por fin al lugar de donde procedía el llanto.



Y allí se hallaba, un niño que parecía la personificación de la nieve. Era pálido y con una mirada fría que te calaba en el cuerpo como una lluvia de otoño. Aun así, era muy bello, unos ojos pequeños y unas mejillas sonrojadas, llevaba una indumentaria parecida a la de un príncipe, incluso llevaba una espada (aunque de madera, espada era)

¿Por qué lloras pequeño? ¿Te has perdido? ¿Y tus padres?,- fueron las preguntas que como balas la joven disparo rápidamente al ver que el chico se quedó mirándola parando así su berreo.



(Succionando los mocos y limpiándose con un pañuelo el resto de lagrimas que en su cara quedaban) M-Mi nombre es Freddie, John Freddie VI y me he quedado solo-, respondía tímidamente a la muchacha, volviendo rápidamente al llanto.



Capitulo 4: El Amanecer ha llegado



(Despertándose agotado y dolorido) Uhg.. no fue más que un sueño, volveré a por ti... Arima, volveré a por ti...,- decía Freddie mirando la caja y volviendo a dormir en un sucio rincón, de un sucio lugar de, según él, un sucio mundo.



Jhon Freddie VI, duque de las montañas del Este, noble entre nobles, príncipe entre príncipes. Decidió irse de su hogar y abandonar todo para irse en busca del preciado tesoro que desde entonces buscaba. "La Caja de Chronos", custodiada por seres divinos, incluso creyentes afirmaban que provenía del mismísimo Olimpo, tenia el poder de viajar atrás, a donde el corazón te llevase y arreglar un error del pasado. Se desconocía el riesgo que ello daba o los procedimientos necesarios para poder hacerlo, pero era lo que Freddie buscaba, lo que Nathan guardaba y lo que da paso a este nuevo capitulo de sus vidas.



-Hace 7 años, de vuelta con Arima y el pequeño Freddie-



M-Mis padres han desaparecido y me han dejado aquí...,- decía sin poder contener las lagrimas que de sus ojos en abundancia salían, recorriendo su blanca tez. Yo solo quiero volver y que la dama me quite el dibujo,- alcanzó a decir poniéndose firme y comenzando a andar hacia la ciudad pero, parecía ser que había pasado por mucho y había llorado aun más. Sus ropajes estaban rasgados, rotos y sucios de barro, cuando estaba a punto de llegar a Arima, se desmayó cayendo en redondo del propio cansancio.



Arima: ¡Freddie!,- exclamo la joven que rápidamente lo cogió en brazos intentando que reaccionara, que despertara. ¡Freddie! ¡Freddie! despierta, no me asustes,- le decía agitándolo nerviosa. Debo llevárselo al abuelo rápido, él debe de saber que hacer,- pensó sabiamente y eso hizo cargando al niño en su espalda y lo más rápido que pudo, llegando al pueblo.



¡Abuelo abuelo! Sal, deprisa este niño necesita tus cuidados,- gritaba desde la entrada del pueblo hasta su casa.



Abuelo: ¿Que pasa Rim?, ¿que ha pasado?,- preguntó el abuelo acercándose a ella con el bastón y levantando sus gafas para poder apreciar mejor al muchacho.



Teodoro era el abuelo de Arima y el médico del pueblo. Era la persona mas antigua del pueblo y por ello todos recurrían a él para cualquier problema o duda que surgía. A sus 78 años se conservaba bien para su edad, con sus problemas de espalda típicos de la edad, ya necesitaba de un firme bastón que le ayudase con el equilibrio. Unas gafas para la vista cansada y un pelo plateado tapado con una boina típica de pueblo, sumado a su vestimenta hacían de este hombre el "abuelete" de todos, feliz y campechano.



Mételo dentro y tumba lo en la cama, y si puedes quita le la ropa y ponle alguna de las que tenemos. Yo iré a calentar agua y por mis instrumentos arriba, vigila le por si tiene fiebre Rima,- dijo organizando lo todo en un santiamén.



-Ya en la habitación todos-



Teodoro: Tiene un poco de fiebre pero es solo un resfriado, dejemos le descansar,- explicó a Arima tapando al niño que ya estaba cambiado y tenia en la frente una toalla húmeda para bajar un poco la temperatura. Rima, quédate vigilando le tengo que ir a hablar con el cura del pueblo sobre,... un asunto,- dijo misterioso y con bastón en mano saliendo por la puerta dirección a la Iglesia.



Arima solo había visto a su abuelo así el día del accidente que le costó la vida a la abuela. Era muy extraño y, a veces, daba miedo. Una vez al mes se marchaba con los demás del pueblo para hacer rondas nocturnas como si de una caza de brujas se tratase, o se reunía en la Iglesia para hablar con el cura, como hoy, rodeando le un aire frío y pesado.



-Iglesia, Cuarto Privado del Mayor-



Alabado sea el señor, que en su falda nos acoja y su mano nos abra la puerta del cielo, amen,- proclamó el cura al ver a Teodoro llegar. ¿Que te trae por aquí viejo amigo? ¿Vienes por vino?,- le preguntó con una sonrisa en la cara.



Cura Francisco, no estoy aquí por eso. Mi joven Arima fue a la montaña sagrada esta mañana y trajo consigo a un niño perdido. Al examinarle pude ver que esta marcado por el sello de 6 puntas,- respondió mirándole fríamente.



(Sorprendido y alterado deja caer la copa de vino al suelo) !N-No puede ser¡ Exterminamos a toda su familia Teo, la hemos estado ofreciendo como sacrificio todos estos años... !No puede haber sobrevivientes¡,- no dejaba de repetir cogiéndolo del cuello de la camisa y zarandeándolo.



Puedes estar así todo el día Cura Francisco, pero así no hallaras una solución, debemos poner fin a esto, calmar a los dioses y, sobre todo, que Arima no se entere... suficiente tuvimos con la abuela,- respondió al acto del cura, separando sus manos de su cuello y dirigiéndose de nuevo a su hogar.



(De vuelta con Arima que se encontraba sentada en un pequeño taburete a la vera de Freddie que aun estaba inmerso en su letargo)



¿Por que tardas tanto abuelo..?,- se preguntaba muy preocupada sin dejar de ver la expresión de Freddie, cuando alcanzó a ver una especie de tatuaje en la nuca del chico e intrigada se acercó a inspeccionarle.

Pero... ¿que es esto?, dijo tocándolo suavemente y apreciando el relieve que el tatuaje poseía. En el mismo instante que Arima tocó el tatuaje, una serie de imágenes llegaron a su mente, eran recuerdos grabados en la cabeza del pequeño.



(En los recuerdos de Freddie)



???: Sentíos afortunados, seréis los sacrificios que calmen a nuestros dioses. Vuestra familia esta muerta, sois los únicos que habéis sobrevivido. Enhorabuena muchachos, la marca en vuestra nuca simboliza que tenéis un gran poder y, por ello, satisfaréis a los habitantes del cielo,- dijo a modo de discurso, tirando les a una celda, con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda. Tras eso, se marchó dejando a los niños solos, en la fría y tenebrosa oscuridad de una celda.



(Colocándose recta y buscando la espalda del muchacho) No te preocupes, estoy seguro que nuestros padres nos salvaran, he oído que son muy fuertes y que no están solos- dijo colocando espalda contra espalda y comenzando a cantar una dulce nana.



Freddie: ¿P-Por qué me ayudas? ni siquiera sabes si es cierto que somos hermanos. Dicen que nuestros padres están muertos y que ese sera el mismo destino que nosotros tendremos,- alcanzaba a decir entre llantos pero, a cada estrofa de la nana, su llanto se calmaba.



Alina: Pues claro que somos hermanos bobo, lo siento y lo noto; además los dos somos los únicos, sin contar a nuestros padres, que tenemos estas marcas ¿no? Eso nos acerca aún mas a ser hermanos,- respondió a su llanto girándose y sosteniéndolo en un abrazo que hizo de cama a Freddie, provocando su posterior sueño. Juro, juro que te protegeré Freddie, sobreviviremos hasta que nuestros padres lleguen...porque...llegarán, ¿no?,- susurraba a su única confidente, la luna.



(El resto de recuerdos estaban muy difuminados o, eran tan desagradables que la mente de Arima no podía soportar. Freddie había pasado por mucho, la voz de ese sujeto le era familiar pero, la principal pregunta que por la mente pasaba era ¿Donde estaba esa tal Alina?)



Pasaron los días y el estado de Freddie mejoró. Ya comía y jugaba con Arima en el monte. Su relación era muy cercana, a diferencia de los pueblerinos que lo miraban con una mezcla de desprecio y aberración. Los recuerdos vistos ese día no desparecieron de la mente de Arima, que todas las noches buscaba información o le daba vueltas al asunto. Arima no se decidía, necesitaba más información de la que ya tenia y sabia que la única fuente de donde podía sacarla era Freddie, por las buenas o por las malas. Por ello, decidió actuar ese mismo día, llevándoselo al lugar donde se lo había encontrado y allí, intentar descifrar su pasado, y eso hizo.



-Monte Duck, atardecer-



El ambiente en el monte se encontraba como siempre, calmado y sereno. Era la temporada de migración y muchos animales migratorios dejaban la zona en busca de climas mas adecuados para ellos. La tormenta de nieve del otro día, era solo una mera estampa de lo que se encontraba ahora. Leves rachas de viento acariciaban el rostro de los jóvenes, rayos de sol les iluminaban el camino a esa especie de templo donde, sin saberlo ni tener tiempo de reacción, Arima y Freddie no podrían regresar una vez entraran.

Lentamente y sin querer herir al chico, Arima se acercó a él, cogiéndole de la mano y, de la mejor forma que sabia, preguntó:



¿Sabes que significa el tatuaje que tienes en la nuca? ¿Quien eres y donde esta tu familia?¿Recuerdas algo de cuando te raptaron o abandonaron?,- lanzó al aire, sin pensar. (Como podéis ver, el tacto y la paciencia, no eran lo más característico de Arima)



El chico, asustado y confuso, no sabia que responder ni que hacer. A la mayoría de preguntas no tenia respuesta y, si por alguna casualidad tenia pizcas de ellas, no eran lo suficiente como para recordarlas. Pero, Freddie confiaba en Arima, veía en ella a su hermana desaparecida y eso, eso le otorgaba una gran fuerza para seguir adelante.



Yo...yo no lo sé. El tatuaje, según me dijeron, es como una marca de nacimiento, una seña que nos marca un destino al que debemos nuestra existencia. El hombre que nos capturó, dijo que el tatuaje se nos "activa", se nos hace visible cuando llega la hora de nuestra muerte, cuando ya no somos necesarios en esta vida ni nadie nos necesita. Cuando nos conocimos ya te lo dije, solo sé que mi nombre y que mis padres me abandonaron, aunque... conocí a una chica que decía ser mi hermana, pero...,- el chico no pudo aguantar más y empezó a llorar.



Su llanto era como una espada atravesando el corazón de Arima, ella era la culpable de ese llanto en parte y, para más dolor, no sabia como hacer que parase, que ese dolor que sentía Freddie abandonase su cuerpo y así, pudiese sonreír. No podía ayudarle, no podía salvar a un pobre niño de ese cruel destino, le parecía todo como una ruleta rusa, una ruleta rusa y él era el ultimo jugador.



???: ¿Haciendo llorar a un pobre crío? ay que chica mas mala eres, ¿no?,- se escuchaba acompañado de unos pasos y el prender de un cigarro. Siento decirte esto pero, su destino ha llegado, y los celestiales han decidido que tu existencia tampoco es fructífera en nuestro destino, por ello....Desaparece en silencio hija de Dvalin,- dijo seguidamente y en un rápido movimiento, dejando, a los dos jóvenes, inconscientes en el suelo. No me gusta nada hacer el trabajo forzoso, pero que se le va a hacer, debo llevarlos con los demás- dijo cogiendo a Freddie bajo su brazo, cargando a Arima en su hombro y entrando en el templo al que nuestros jóvenes se dirigían.



-8.30pm, interior del templo-



El interior del templo era húmedo y mohoso, telarañas poblaban cada esquina y rara vez no pisabas excrementos de rata. Él había soltado en una celda a Freddie y Arima, colocándose después de ello en una mesita enfrente a jugar a un solitario, iluminado con un vela a la cual le quedaba poco fuelle. Apenas dos rayos de luz entraban por una pequeña ventana, en el interior de la celda, taponada desde fuera con cúmulos de nieve que del techo comenzaban a caer.



(Cantando mientras jugaba y esperaba el despertar de los prisioneros) Y, asi es, Beppo el conquistador, viajando desde Italia, en un barco pescador, secuestró a una dama y se la foll~,- antes de acabar comenzó a oír ruidos procedentes de la celda, ellos habían despertado.



Arima: (Agitándose en el suelo e intentándose liberar de las esposas) ¿D-Donde estoy? ¡Freddie! ¿estas bien? !despierta¡,- fue lo primero que dijo al ver a su amigo tirado en el suelo.



???: (En una esquina de la celda sentado) Relájate, esta dormido nada más. Freddie a vuelto a su casa, a vuelto a su destino,- decía levantándose para darle agua a la muchacha. Mi nombre es Lucca, y yo conocí a Freddie y Alina hace tiempo, le han vuelto a atrapar y ahora no esta Alina para salvarle el trasero, morirá en breve.- continuo, dejando le la taza y volviendo a su sitio.



Beppo: (Abriendo la celda y acercándose a ellos) !Cállate Lucca¡ No asustes al personal. Señorita, señorita, señorita, no sabe usted donde se ha metido.- dijo moviendo la cabeza de un lado a otro a modo de desaprobación.



Arima: (le escupe) Mi abuelo vendrá a salvarnos, no sabes tu donde te has metido,- dijo tras eso alejándose de él.



Beppo: (Se acercó lentamente con el rostro muy serio, cogiendo a Arima de la barbilla y acercando sus caras a pocos centímetros) ¿No te enseñaron en casa, que a los mayores hay que respetarlos? Las chicas malas se merecen un castigo jovencita,- abofeteó la mejilla de la joven, tirándola de nuevo al suelo, provocando en ella, la mirada que pones cuando sabes que no tienes salvación. Y dices que vendrá tu abuelo, ¿no? (comenzó a reír, tapándose casi media cara con la mano) pero si él ha sido quien os ha delatado, es el judas del pueblo,- dijo señalando la otra habitación en la que, a lo lejos, se podía distinguir la figura de Teodoro llorándole al Cura Francisco.



(No podían oír la conversación, pero Teodoro le estaba suplicando por la vida de Arima al cura. Le decía una y otra vez que ya tuvo que sacrificar a su mujer y a sus hijos, que no podía dar mas vidas para esta causa)



"Hace muchos muchos años, unos demonios habitaban la montaña. Resulta que el demonio mas joven estaba enamorado de la sacerdotisa del pueblo, pero su padre, se negaba a esto por lo que la encerró en el templo. Molesto con esto, cada año, los demonios bajaban y arrasaban con todo a su paso, secuestrando a niños y mujeres del pueblo. Cansados de esto, los habitantes mataron al padre de ella y fueron a ver a la sacerdotisa para usarla como ofrenda y calmar la ira de los demonios. Ella, angustiada y triste, no paró de rezar en busca de ayuda, pero nunca vino.

Los demonios se llevaron a la sacerdotisa, pero antes de desaparecer, ella hizo un juramento: Vosotros, hijos de Dvalin y vosotras, hijas de Dafne... seréis castigados por los siglos de los siglos. El pueblo sufrirá de hambruna, vuestros hijos nacerán malditos y vosotros no encontrareis la paz ni muertos. Me convertiré en un ser divino, y me encargaré de haceros sufrir por siempre...,- dijo marcando a los sobrevivientes con un símbolo."

La maldición resulto ser cierta, y los habitantes del pueblo no encontraron la paz ni muertos. Pasaron mucha hambre, sufrieron muchas enfermedades y, tras mucho pesar, tuvieron que recurrir a la tradición de los sacrificios. Aquellos que heredaron el símbolo, debían ser asesinados para traer la paz al pueblo. Muchas madres lloraban al ver la sangre de sus hijos correr por las calles, muchos niños se quedaron huérfanos y, sobre todo, una amplia tristeza inundo el pueblo, tiñendo las manos de los habitantes de rojo y cubriendo su historia con un manto gris.



La esposa y los hijos de Teodoro fueron victimas de ello, aunque Arima no heredó el símbolo, el destino es caprichoso, involucrando la de una forma u otra en este circulo vicioso. Las lagrimas de Teo no paraban, emanaban de sus ojos sin cesar, el pensar que perdería a su única familia y de esta forma... era como si lo mataran a él.

(Encendiéndose un cigarro) Bueno, bueno... de nuevo nos encontramos pequeñín pero esta vez no esta tu hermanita,- decía Beppo a Freddie que se acababa de despertar mientras le daba una pequeña calada.

Con la llegada de la media noche , un reloj de coco comenzó a sonar, su ruido hizo estremecer los cuerpo de Teo, Lucca y Freddie ya que sabían lo que ello conllevaba. La luna debía ser testigo del sacrificio, se creía que la sacerdotisa se convirtió en la guardiana de la luna, por ello era a esta hora cuando se hacían los sacrificios.



Teodoro, llevado por sus impulsos y por el amor que sentía hacia su nieta, se lanzo en pos de salvarla. Corrió hacia la celda y, aunque quiso, ya era demasiado tarde. Beppo los había cogido, acompañado de Lucca y en la celda, solo quedaba la bufanda de Arima y un rastro de lagrimas de dolor. Lagrimas que compartía Teodoro, cayendo al suelo de rodillas y lamentándose por todo lo que había hecho hasta ahora.



-Exterior del templo, minutos antes de la media noche-



La parte trasera del templo, donde parecía que el tiempo no pasaba, donde una niebla densa ocupaba todo el lugar. Ni el susurro del viento, ni el piar de los pájaros, ni el resquebrajar del terreno dejaban su huella en el ambiente. Filas de tumbas, restos de arboles secos y viejos, ratas y cuervos corriendo y volando en círculos por la zona. En el centro, una especie de mesa ceremonial parecida a la que usaban los mayas, llena de símbolos y, seguramente, manchada de mucha sangre a lo largo de los años.

Alrededor de dicha estructura, un grupo de no más de 10 personas esperaban la llegada de Beppo y los demás, para así poder zafarse durante más tiempo de la maldición. Escondidos tras su tristeza, vergüenza y miedo; llevaban nada más que una túnica marrón que no dejaba más que ver sus tobillos.



Los esperados llegaron, cabizbajos, conocedores de lo que allí les esperaba no les quedaba más lagrimas que soltar, ni más personas a las que esperar o dioses a los que rezar, otros... otros tristemente ya estaban preparados para morir. Estos eran los casos de Freddie, Arima y Lucca respectivamente, que acompañados de Beppo llegaban al lugar.

La niebla se convirtió en fría y dolorosa lluvia, que con gran velocidad fue calando a los allí presentes. La lluvia, una de las pocas cosas que habían sobrevivido en ese pueblo, desde siempre y para siempre, sin principio y sin fin.

Los habitantes creían que la lluvia, ese mar de gotas que les acompañaban, eran los lamentos y las lagrimas de los fallecidos. El viento, por igual, les traía y se llevaba sus voces. Voces de niños llorando llamando a sus padres, voces de maldición, voces carcomidas por el odio y la tristeza. Voces que cada vez iban volviendo mas loca a la población.



Como una sola ente, los encapuchados empezaron a corear lo que, seguramente seria, rezos y cánticos ceremoniales. Uno de ellos se destapó siendo el cura del pueblo y el encargado del sacrificio. Uno a uno fueron llevados a la mesa, tapando sus rostros y cambiando las ataduras de las manos por unas en los pies. Arima la primera, seguía cabizbaja, sentada en esa fría estructura aun no se podía creer todo lo pasado. Por el camino Beppo le había contado la leyenda, los sacrificios y el pesar de su abuelo. Decir que, sin su bufanda y con la mayoría de conocimiento que ahora tenia, Arima se veía como un maniquí de porcelana, vacía y fría, inerte.



En segundo lugar y comenzando a recordar, como si de un "deja vu" se tratase, se encontraba Freddie. Mirando al frente, a su alrededor, a todos lados pero a la vez a ninguno. Su mirada estaba vacía, intentaba recordar lo sucedido tiempo atrás, pero, si bien por su propia protección su subconsciente había bloqueado esos recuerdos o, simplemente, no lo recordaba hacia que la angustia que el ambiente creaba, aumentase. Una voz familiar, se empezó a escuchar en su cabeza, decía todo tipo de frases y mantenía conversaciones con gente que ahora mismo él no podía recordar. El silencio se alzó y una frase se grabó en su mente: "Somos familia ¿recuerdas?, yo me tengo que ocupar de tu protección hasta que papa y mama vuelvan, por eso, quédate aquí. Yo tomare tu lugar (una cálida vibración retumbo en él, el recuerdo de un beso, el recuerdo de unas lagrimas que no eran suyas, quedándose en sus mejillas, el recuerdo de un adiós) Te quiero hermanito, nunca lo olvides..." El chico siguió inmerso en sus recuerdos, el llanto comenzaba a consumirlo y un fuerte dolor en el ojo derecho hizo que sus lagrimas solo saliesen por el izquierdo.



Frente a las posturas de sus compañeros en esta especie de caza de brujas, Lucca no cambiaba la fría expresión de su rostro. Él estaba preparado para morir, si ese era su destino, no le temería a la muerte. "No tengo nada por lo que luchar, no tengo a nadie por quien vivir ni un hogar al que regresar. Estoy solo, solo he vivido una vida vacía. Estoy solo, ya ni siquiera veo mi reflejo en el espejo, ese espejo que representaba mi existencia" Él ya había sobrevivido a un sacrificio gracias a Beppo, se lo debía, hoy terminaría su encarcelamiento.



Ya es tiempo, ha llegado la hora de los sacrificios.- dijo el cura preparando las herramientas y el lugar donde se realizaría. Me apena verte aquí Arima, te he visto crecer desde que eras un bebe y, ahora, seré yo quien te mate. ¿Ves ahora lo caprichoso que es el destino?,- dijo riendo afilando las herramientas.



Mientras tanto, el resto seguía con sus oraciones y a Beppo no le era permitido participar en ello por sus acciones pasadas. Apoyado en una mohosa pared, fumando un cigarrillo ya apagado y deshecho por la lluvia, tapaba su rostro con el sombrero. Beppo no soportaba ver esto, muchas tratos con la muerte había hecho, muchas veces hizo de verdugo y todas se arrepintió pero, esta era la vida que el destino le había dado.



De repente, los cánticos pararon, y los símbolos presentes comenzaron a iluminarse mostrando imágenes y un orden a seguir. Se iluminaron tres símbolos esa noche. Beppo se marchó del lugar, estrujando el cigarillo con la punta del zapato. Arima, seguia sin reaccionar y los otros dos, se quejaban del dolor y lloraban por algunos recuerdos, entre ellos su infancia y su llegada a este maldito pueblo.



Bueno bueno, Freddie es tu turno y esta vez el definitivo. Has sido elegido para ser el sacrificio esta vez,- dijo señalando le y haciendo que se llevaran a los otros dos. Antes de que se fueran, cogió del brazo a Lucca y le dijo entre risas: Más suerte la próxima vez, no sirves ni como sacrificio.

Tumbaron a Freddie en la mesa, y como por arte de magia una luz comenzó a elevarlo, una luz procedente de la luna. Freddie no paraba de llorar, ahora sabia quien era Alina y qué hizo por ella. No podía desperdiciar la segunda oportunidad recibida.



Los cánticos resurgieron y el momento álgido estaba cada vez más cerca cuando, de nuevo a modo de deja vu, sucedió:



Arima: (Zafándose de la opresión del encapuchado y, cogiendo fuerzas desde lo mas profundo de su ser gritó) ¡Freddie, no te puedes dar por vencido¡ ¡Ella no te lo perdonaría¡ (ya más calmada a pocos metros de la mesa) La he visto, se lo que hizo. Freddie tu hermana te amaba, no puedes rendirte a morir y hacer feliz a este rebaño de asquerosas ovejas muertas.



Freddie la vio, vio a su hermana en Arima. Sus gestos, sus palabras... la recordaban tanto a ello que lo decidió. No permitiría que volviese a pasar, sobreviviría pero...¿Como?, se preguntaba.



Arima: (Lanzándose a correr lo que los grilletes le permitía, se tiró a ese rayo de luz, arrastrando con ella al cura y sacando de ahí a Freddie) Beppo me dijo que hay que respetar a los mayores, por eso, no puedo irme sin ti ¿no crees? que egoísta seria de mi parte (dijo sonriendo)

(Entre lagrimas pero, feliz por devolverle lo que era suyo, su vida. Freddie la agarraba con su mano, no podría soportar otra perdida y entre lagrimas escuchaba) ¡Freddie, vive,vive por mi y por Alina¡ Y recuerda que, aunque la vida te parezca gris, fría y sin valor. Aunque no veas la luz que termina este camino, hay personas que lucharan por ti y lo iluminaran.

(Con un llanto desconsolador, temblando de miedo y de tristeza) ¡Freddie, incluso la muerte es cálida¡ ¡VIVE PORQUE TU AMANECER HA LLEGADO¡,- dijo despareciendo, dejando nada más que lagrimas y un vacío.



Todos se fueron, quedando nada más que Freddie, en el suelo hundido. Presionando su pecho con la mano, notando aún el calor de Arima pero a la vez notando como algo dentro suya se estaba muriendo. Un mar de lagrimas comenzaron a surgir pero, él se las seco. No lloraría más, viviría por ellas.



Lucca: (Sin querer que lo notara, él era duro, no quería nada relacionado con el cariño. Lucca tapo a Freddie con su chaqueta, a modo de resguardo ofreciéndole su mano) Te toca ser un hombre, vayámonos.



No tenían lugar a donde ir, ni al que regresar. Estaban de nuevo en el punto de partida. Se dirigieron al punto donde conocieron a Arima, pero nadie estaba ya en la celda. El pueblo cayó en un silencio mortal, ni un alma por las calles. Tras ir y venir, volvieron, ya cansados de llantos y sufrimientos, al único lugar que les quedaba: La entrada del templo, donde Arima escucho el llanto de Freddie. Sentándose en el suelo, serios y mudos recibieron una sorpresa.



???: El viento se lleva las voces y la lluvia nos trae sus lamentos. ¿Creéis enserio que esa loca se quedara quieta? Hasta ahora he aguantado mucho, he visto mucha gente irse, pero ya es hora de cambiar el mundo. (un humo salia de la ventanilla de un coche de marca Masserati) Ellas siguen vivas, no se ni donde ni cuando pero... Arima debe seguir viva así que subid, tengo un plan. Si queréis salvarlas, Lucca, si quieres saber quien eres, subid y vayamos a por la caja.



Ellos, sin pensarlo dos veces, subieron rápidamente al coche yéndose hacia el horizonte con un solo objetivo: Ser el viento y ser el agua, que traigan de vuelta lo robado.

No se supo nada más del pueblo, de su gente, de su leyenda. En el camino solo quedó un cigarro barato y un hilo fino rojo de, seguramente una bufanda amada que ahora debía estar con un conquistador.



(Nota del autor: Iré añadiendo las descripciones y algunos pasados de los personajes que han aparecido hasta ahora en un anexo)



Capitulo 5: Recuerdos y El Nuevo Viaje.

Era muy típico que, de noche, Nathan subiera a los tejados de la ciudad para contemplar el cielo nocturno. Se tumbaba en ellos y se perdía buscando, o intentándolo, una respuesta o un culpable a todo lo sucedido. ¿Por que secuestrar a su familia? ¿Quién era el joven del bar? Infinidad de preguntas como estas rondaban la cabeza de Nathan hasta que se dormía a la luz de la luna. De día, múltiples escapadas a lugares de mal agüero para búsqueda de información o simplemente deambulaba por la ciudad buscando a alguien.

Estas escapadas tenían muy preocupada a Elyon y las dueñas del bar, que solo podían quedarse estáticas y mirar como salia por la puerta con aire de tristeza.

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