martes, 14 de junio de 2016

Chaos: La Historia Jamás Contada.

No hacia mucho tiempo de la desaparición de los grandes magos y guerreros que en tantos libros y películas él se había reencarnado, era un fanático del género y le encantaba crear historias sobre ello como lo estoy haciendo yo ahora mismo.



Nos remontamos al principio de todo, el día del nacimiento de sus hijos, el día clave de todo este entuerto. Nathan Fireball, ejecutivo de una gran empresa, llegaba a casa tras un duro y largo día en el trabajo. Había tenido varias reuniones con motivo de la fallida fusión y varias discusiones con el resto de trabajadores debido a una diferencia de pensamiento, un día normal en la vida de un empresario.



Llegó a casa, una casa humilde donde vivía una apacigüe vida con su mujer, Carmen. Ella era profesora sustituta, debido a ello nunca habían tenido residencia fija, esta casa era la que mas tiempo estaba durando. Dejó los zapatos, colgó la chaqueta y, aflojándose la corbata entró en busca de su esposa.

-Nathan: !Cariño ya estoy en casa! ¿Como está la barrigota?

(oh si, se me olvidó comentar que estaba embarazada de, según el médico de turno, gemelos)

-Nathan: ¿Cariño? ¿Hola?,- preguntaba sin dejar de caminar hacia delante sin ninguna respuesta.

Miró en todos los cuartos pero todas las luces estaban apagadas, menos la del salón, donde una nota destacaba en medio del frutero. La nota decia lo siguiente:



Querido Nathan, el día ha llegado y hoy, por fin hoy he roto aguas... !Nuestros hijos vienen de camino! Me han llevado al Hospital Virgen del Rocío, ven corriendo, te quiere, Carmen.



Nathan no podía aguantar las lágrimas que salían de sus ojos, había esperado mucho este momento, por fin sería padre. Rápidamente, se fue a la habitación y cogió el bolso que tenían preparado para esta ocasión, repleto de lo necesario y de lo que habían quedado al hacerlo.Detrás de la mochila se encontraba una pequeña caja, parecida a una cajita de música pero un tanto... diferente.

De nuevo, se puso los zapatos, cogió su chaqueta y se recolocó la corbata tomando rumbo hacia el hospital impaciente.

Le rodeaba un aire tenso, sombrío y frío. Le seguían con la mirada a cada paso que daba, los enfermeros y médicos le evitaban. ¿Que les pasaba?,- repetía constantemente en su cabeza.



Por fin, llegó a la habitación, era la ultima del pasillo, no era lo que viene siendo un lugar bonito o de rápida actuación pero era la habitación donde conocería a sus hijos. Habitación 236, la puerta estaba abierta, giró el pomo y no se lo podía creer... sabanas y baberos por el suelo, las ventanas abiertas de par en par con varios trozos de cristal roto. Por mucho que gritaba y buscaba no hallaba nada ni nadie por los alrededores. Parecia como si la tierra se los hubiese tragado y con ellos, los sueños de Nathan. En el suelo, clavada, una carta de Joker, donde, en el reverso se alcanzaba a leer: Chaos.



Capitulo 1: El Fuego del Fénix

Los lamentos de los demás encarcelados resonaban en aquella noche, oscura y pesada. Dos literas, sucias y resquebrajadas, una pequeña ventana con barrotes era la única fuente de luz que iluminaba ese triste lugar. En el suelo, se encontraba nuestro protagonista. Muy delgado, con la ropa desgarrada, sucia y con manchas de sangre y barro, de rodillas y sin levantar la mirada allí estaba él.

-Guardia: ¡¡Hora de trabajar!! -gritaba golpeando los barrotes de las celdas con la porra provocando un horrendo ruido mientras silbaba.

Las celdas se abrieron, una a una, saliendo de ellas una infinidad de presidiarios cada uno mas extraño que el anterior. Todos, cabizbajos, se dirigían al patio, algunos a trabajar y otros a hacer como que lo hacían.



(El patio de la cárcel, semejante al de una escuela, contaba con una cancha de baloncesto, unos bancos y una antigua pista de tenis donde se realizaban los intercambios o las apuestas para la pelea diaria)



El patio de una cárcel nunca es bonito, no es que te vayas a encontrar jóvenes recogiendo flores, grupos riendo o felicidad en el ambiente. No, la cárcel estaba llena de grupos, una especie de familia presidiaria pero, por mucho grupo que hubiese, en toda cárcel hay un jefe, un preso mas peligroso que el resto.



(En la zona de los bancos, se oyen murmullos provenientes de varios grupos)

-Si si, es él... dicen que plantó cara a una gran organización y tras mucho follón pudieron atraparle.- decían.

-Que va que va!! Yo he oído que es un asesino en serie y que esta aquí buscando aumentar su historial criminal,- respondían.



(A esto, el sujeto en cuestión se acerca al grupo y, sentándose a su lado se une al cuchicheo)

-Oye, pues yo he oído que no hay cosa que más le moleste que hablen de él a sus espaldas y que ha venido por el gaznate de un preso pero... no le importa llevarse más- dijo mirándoles y mostrando le una sonrisa de oreja a oreja.

Todos, al oír eso, se quedaron estupefactos y mudos al oír la amenaza y ver la situación en la que la cárcel se encontraba.



-Ains no os quedéis así que no muerdo,- dijo riendo. Me presentaré y todo, podemos ser amigos o, si os es más útil, para que podáis hablar de mi con nombre propio. Me llamo Fireball, Nathan Fireball encantado eh,- decía mientras les daba palmaditas en la espalda.



(Así es, han pasado unos cuantos años desde que el pobre Nathan perdió a su mujer e hijos casi sin pista alguna)



-Nathan: Busco a un tal Jeremy Stresse, le vi daros un paquete de cigarros así que, se que le conocéis. No me hagáis enfadar, que ahora somos amiguitos, decidme donde puedo encontrarlo,- dijo limpiándose los pantalones y poniéndose de pie.



(Al ver el espectáculo que se estaba montando, una guardia se acercó a ver que es exactamente lo que pasaba)

-Elyon: ¿Algún problema señores? Tengo que imponer la fuerza o ¿podéis arreglarlo como mayorcitos?



-Nathan: Oh, os ha salvado la señorita amigos. Pero sigo esperando vuestra información sobre Jeremy,- dijo yéndose hacia la verja mientras se despedía con la mano.



Rápidamente los presos le contaron a la guardia todo lo sucedido añadiendole un par de mentiras para intentar alejar a Nathan de ellos y de Jeremy, pero eso solo provocó que Elyon quisiera saber mas y mas sobre Nathan.



(Suena el timbre del almuerzo, haciendo que todos entraran dentro del edificio)

En fila y todo muy bien organizado los presos cogían las bandejas para ir a por su ración diaria, que mas que comida era una bazofia, no se diferenciaba la carne del pescado o del puré, todo era del mismo color y del mismo sabor.

Repartidos por mesas y por grupos, los presos se tomaban el alimento y volvían a sus celdas a espera de una visita o del próximo rato libre. Nathan comía solo y en el mismo lugar todos los días, aún pareciendo un enclenque, ningún preso se le acercaba pero,hoy, la que se acercó fue Elyon nuestra guardia novata.



-Elyon: Dis-Disculpe, Nathan ¿Verdad?, preguntaba con cierto nerviosismo e ilusión en los ojos.

-Nathan: No, Juan Carlos I, se ha equivocado señorita.-respondió burlón mientras comía.

Esta broma no le sentó bien que digamos a la señorita, lo que provocó que tirara la bandeja de un manotazo y cambiara radicalmente.



-Elyon: (Hablando mas seria y brusca) Menos bromitas, recuerda que tu eres el preso y yo el guarda, sigo teniendo tu vida en mis manos. Te he preguntado si eres Nathan, Nathan Fireball, -pregunto de nuevo levantando el tono y provocando la mirada de todos los presos.



-Nathan: Relájate mujer, si me lo estas preguntando será por que lo sabes, ¿o no?, respondió



-Elyon: No, bueno sí, muchos me han hablado de ti, de Nathan pero yo quería comprobarlo por mi misma.



-Nathan: Pues aquí me tienes, el verdadero Fireball, si quieres puedo firmarte un autógrafo, darte mi numero y todo eso, pero tener todo eso de un simple preso no es que sea para celebrarlo,-dijo levantándose y cogiendo camino para su celda.



-Elyon: Osea, ¿eres el incinerador?, preguntó la joven otra vez con ilusión en los ojos



-Nathan: ¿Como... me has llamado?, respondió con una mirada que intimidaría hasta a la propia muerte.



(Los demás presos estaban estupefactos, no sabían que hacer ni que pensar, "El Incinerador" era el titulo impuesto a un gran y cruel asesino que solo dejaba cenizas allí donde iba)



-Elyon: (paralizada y muda mirando a Nathan) ¿Pe-pero no te llamaban así?,- respondió dando un paso atrás.



-Nathan: ¿Sabes por qué el fuego es rojo y quema todo a su paso?,- pregunta cerrando su puño y llevándolo a su corazón.



-Elyon: Por el aire o algo así ¿no?, dijo echando su mano al arma por si intentaba cualquier movimiento peligroso.



-Nathan: Te equivocas de nuevo,-sonríe, es por que lleva toda la fuerza del alma y toda las energías del cuerpo. Es entonces cuando, del puño, sale una gran llama carmesí y señala a Elyon.

Y, ¿sabes por que el fuego azul es el mas potente y destructivo?, -dijo llevando su otro puño a la cabeza.



Elyon no se lo podía creer, es imposible que un humano cree fuego de la nada, debía tener un mechero o algún truco debajo de la manga, pensaba, pero no veía nada.



-Elyon: No, no lo se pero sea como fuese, apaga ese fuego y acompáñame hasta el juez, dijo sacando una pistola y apuntando a su cabeza.

-Nathan: El fuego azul pertenece al fénix, a aquél pájaro que resurgía de sus cenizas, conlleva toda la locura y rabia, la experiencia de ya haber sido quemado, por ello es tan poderoso. "El Incinerador" es un buen nombre para mi ¿no crees?,- dijo dando pequeños pasos hacia ella.



Rojo y Azul en mis manos controlo y allá donde voy solo cenizas dejo, de aquellos, que no se merecen la vida, tenias razon, éste soy.- decía con las dos llamas en sus manos desnudas y acercándose a la novata.

-Elyon: Esto se esta yendo de las manos, no puedo controlar esta locura, no debí haber aceptado este curro pero si lo paro ahora, todo se solucionará,- pensó y así hizo, disparando al sujeto. Lo hice, lo hice, -gritaba eufórica. Siento mucho esto Nathan, pero no podía permitir esto,- decía mirando al arma hasta que, al levantar la mirada lo vio.



Las balas estaban calcinadas, las había destruido con el fuego y, mientras Elyon se emocionaba, él ya había sacado toda la información que necesitaba.



-Nathan: (ya enfrente de Elyon pero habiendo apagado el fuego) No es tu culpa señorita, el fuego no es algo que se pueda controlar así como así,- dijo mientras guardaba una servilleta en el bolsillo del uniforme.

Ahí tienes mi autógrafo y mi numero de celda, y tranquila, me se de memoria el camino al juez, se oía su risa loca mientras se alejaba de la cafetería.



(Imaginaos como estaba el ambiente, poneros en situación. Un humano que invocaba fuego, de dos colores como en muchos libros, películas e incluso videojuegos, y todo esto en tu primer día de trabajo)



(Han pasado ya varias horas desde el incidente en la cafetería, Nathan recibió su castigo y fue llevado a la celda de aislamiento con sus respectivas medidas)



-Habitación de Elyon, 2:40 pm-

-Elyon: Joder joder y joder, me debí quedar como policía local en mi ciudad, aquí pasan muchas cosas raras y no puedo con ellas,- decía mientras daba vueltas en la cama cual croqueta.

Espero... espero que mañana ya se haya pasado todo, y él este a salvo.



(Elyon sacó un artículo bastante antiguo y arrugado de la mesa de noche pero aun se podía leer bien)



Año xxxx Dia 21 Mes Marzo

Incendios mortales arrebatan la vida a toda una compañía de simples funcionarios, entre ellos se encuentra Kevin Glados, cabeza de un grupo de graves criminales que llevaban años atormentando a la ciudad y habían dejado huérfanos a miles de niños. Se desconoce el paradero del presunto culpable y trabajador de dicha compañía Nathan Fireball, dado por loco tras la desaparición de sus dos hijos recién nacidos y su mujer Carmen Ghirós hará ya dos meses.

Arthur Cooldrick



-Elyon: Papá, Mamá...él hizo lo que yo no pude por ustedes...,- dice quedándose dormida con lágrimas saliendo de sus ojos y cayendo al artículo que guarda con fuerza.



La mañana se planteaba como siempre para Elyon: ducha antes del desayuno y rondas por las celdas. Elyon se levantó de la cama con mucho animo dispuesta a todo, se plantó frente al espejo y se arregló.

Debido al uniforme, no se distinguía de un hombre, además le obligaban a ocultar sus pechos para no incitar a los encarcelados. Desde muy joven Elyon estuvo bendecida con un cuerpo muy bien formado, ahora tapado por un uniforme militar marrón y una boina que esconde su larga melena rubia. Cabe mencionar lo que más resalta en ella, sus ojos cristalinos y su sonrisa sincera.

Ya vestida y preparada sale de su cuarto rumbo a la celda de aislamiento donde se encontraba Nathan, aquel hombre que encerraba tantos misterios a su alrededor y tan pocas respuestas.



-Celda de Aislamiento 8:00 am-



Un aire frío recorría toda la sala, sala donde se encontraba de rodillas y encadenado Nathan.

A oscuras, teniendo como única luz la procedente de la mirilla que se usaba para vigilar los movimientos del preso.

!Cambio de turno Oswald! -gritaba desde la lejanía.

-Elyon: Tomate un descanso y ve a por un café que lo necesitas,- dijo sonriendo.

-Oswald: Oh, muchas gracias cielo, lleva todo el tiempo calmado así que no tendrás problemas. En un par de horas vuelvo,- respondió mientras se iba y desaparecía por la oscuridad de la zona.

-Nathan: Señorita, tiempo sin vernos, ¿ya me echabas de menos? -dijo al verla mientras ríe con las pocas fuerzas que le quedan.



-Elyon: Cállate y come o no sobrevivirás, le responde mientras le pasa una bandeja con comida por la rendija de la puerta.

Elyon nunca se había fijado en Nathan pero le resultaba extraño, habían pasado muchos años y no había envejecido. Un pelo azul largo que le tapaba el ojo izquierdo, dichos ojos estaban vacios, como si hubiera perdido la esperanza, los sueños y el mañana.

Delgado debido al duro trabajo en la cárcel y al poco alimento que se daba en ella pero no perdía esa mirada de determinación que tanto le caracterizaba.

-Nathan: haz me una foto que te durará mas señorita,- le dijo con el tenedor en la boca.

-Elyon: Yo, esto... quería preguntarle el porqué de todo. ¿Por que esta aquí y por que hizo todo eso que cuentan?

-Nathan: Me dieron razones para hacerlo, no tengo ya nada que perder así que me da igual pudrirme aquí..., respondió bajando la mirada, perdida en un mar de recuerdos.

-Elyon: Nathan gracias, no podré agradecerte lo que hiciste por mis padres, tan solo... comete también el puré y ten cuidado que tiene tropezones, dijo yéndose y dejándolo solo con su comida.

-Nathan: Será estúpida, dijo mientras quemaba las cadenas. Peligra su cuello por mi, sonrie mientras coge la llave oculta en el puré. Es hora de seguir mi camino, dijo saliendo de la celda en busca del famoso Jeremy.



-Patio Trasero, 10:30 am.-

El patio trasero era la zona de trabajo común, donde los presos se dedicaban a picar y a trabajos forzados, otros intentaban escapar pero la verja electrificada y la gran cantidad de focos y vigilancia no lo ponían nada fácil.



-Grupo de matones: Te lo juramos Jeremy, "El Incinerador" te estaba buscando y no sabemos como quemó todo el comedor y dejó heridos a nuestros compañeros.

-Jeremy: !Dejaos de estupideces!, gritó. Nadie en su sano juicio se creería esa patraña así que contadme la verdad o callad mientras leo el periódico.

(Jeremy era el típico jefe matón que tenia trapiches con el carcelero, era el chivato, el "papa" de la cárcel)



!!Se ha escapado, reforzad las defensas y reunir a todos en el patio!!, se oía esos gritos por toda la cárcel pero nadie sabia de donde venía.

Mientras tanto una sombra desde fuera de la cárcel empezó a moverse con gran velocidad. !Es mi turno!, dijo mientras se colocaba bien el pelo rosado y se subía las mangas de la camisa.



-Nathan: Joder donde cojones se habrá metido,- decía mientras corría por los pasillos hasta llegar al patio.

!!Jojojo, premio gordo!!, exclamó al ver a Jeremy de espaldas a la pared frente a frente con él.

-Elyon: Detente Nathan, sube las manos y acércate a mi muy despacio, le dijo apuntándole desde detrás.

-Jeremy: Hoy no es tu día, nunca me cogerás, vas a acabar como toda tu familia, reía... MUERTO, grito y comenzó una risa enfermiza.



... Se hizo un silencio que solo dejaba escuchar esa odiosa risa...



-???: Tres mas cinco son ocho, y si una buena botella de vodka me dura media hora, aja aja... entonces es justamente aquí,- se oía desde lo más alto de la cárcel, desde una de las torres de vigilancia.

Se podía ver la figura de una jovencita, un largo pelo rosa fucsia se movía con la brisa del viento y un cinturón lleno de armas de todo tipo resonaba con la risa macabra que soltaba dicha mujer.



-???: (gritando) A ver... ¿quien de todos vosotros es Nathan Fireball?, preguntó sacando un bazooka y apuntando hacia el patio con un chupa-chups en la boca.

-Elyon: Lo que yo decía, me debí haber quedado en mi pueblo tan tranquila,-pensaba la pobre guardia.

El resto de presos estaban inmovilizados, mudos y temblando de miedo, claro está, excepto Nathan.



-Nathan: Vaya vaya, últimamente estoy rodeado de mujeres y todas tienen algún problema psicológico,- reía mirándola. Soy yo, Nathan Fireball, el que viste y calza señorita... Y ahora, dime al menos tu nombre ¿no?,- preguntaba acercándose a la torre.

-Leyna: Ivankov, Leyna Ivankov,- respondió cargando el bazooka para disparar.



-Nathan: Ivankov, me suena el apellido pero no caigo..., decia mirando al suelo pero cuando levanto la vista y vio que habia cargado el arma-!!ESPERA!!, gritó. No dispares pedazo de loca, añadió.



-Leyna: No me seas aburrido, son unos disparitos de nada, algo así como petardos, rió.

-Elyon: Nathan, he recogido tus cosas y las he llevado a mi coche, lo tengo aparcado a dos manzanas de aquí así que sígueme el rollo y escapemos de aquí, le susurró al oido acercandose a él.

-Nathan: ¿Vas a arriesgar tu trabajo y tu vida por mi?, le preguntó. Mira que eres estúpida, le dijo mientras le apretaba de los cachetes.

-Elyon: (sonrojada) Estúpido tu, ahora que tenemos a la loca esa de distracción, escapemos cuanto antes, le dijo.



-Leyna: !!Empecemos con la fiesta!!, dijo y al instante disparó el bazooka contra una pared. Vamos, el fueguecitos y la pistolitas, corred u os aniquilo, tenéis 2 minutos, dijo riendo.

-Nathan: A sus órdenes capitana, dijo mientras cogía de la mano a Elyon y comenzaba a correr.



Pequeñin tu te vienes con Papa de excursión, golpeó a Jeremy y lo dejó KO.

-Leyna: Si ocho mas ocho son dieciséis y tres están huyendo... ¿A cuantos aniquilare con el siguiente disparo?, volvió a disparar cuando la distancia que separaba a Nathan y al resto ya era bastante.



(Os informo que no se volvió a abrir mas esa cárcel, ahora hay allí un cráter bastante hondo y no hubo supervivientes)



Capitulo 2: El Bar

Nos encontramos en unos de los bares a los que la gente no se atreve a ir, en el que si lo visitas es por que, ya no aprecias la vida ni tienes ningún motivo para estar en ella.

El bar tiene un aire bastante pesado, en la mesa de billar un par de jóvenes se juegan la siguiente ronda y en la barra la camarera limpiando los vasos hasta poder ver su reflejo en ellos.

Una joven de tez blanca, con una amplia sonrisa y unos ojos oscuros. Morena con el pelo hasta los hombros, esta muchacha sería la ideal para cualquier hombre pero su único amor en este mundo, es el vodka.

Esta mujer era de armas tomar, toda pelea que sucedía en su bar, terminaba con la gente en el hospital. A su espalda miles y miles de botellas de todo tipo de bebidas alcohólicas, allí no había ni siquiera agua. El liquido que salia del grifo era whysky, plantearos el panorama.

Aparte de la mesa de billar, había dianas y varias mesas vacías a esta hora del día, pero lo que mas destacaba era el gran agujero en el techo que dejaba entrar un gran foco de luz.

-Leyna: !!Hermanitaaaaa!!, se oía a lo lejos y cada vez más cerca mientras temblaba todo el bar.

-Iona: Chicos agarraos que Leyna ha vuelto de su paseo, dijo mirando al agujero sin cesar su limpieza.

Del cielo cae a toda velocidad incrustándose en el suelo Leyna acompañada de Nathan y Elyon agarrados fuertemente a su cuello.

-Nathan: !Estas loca perdida!, grita alejándose. Podríamos habernos matado, existen puertas, a los locales se entran por las puertas, seguía diciendo alterado.

-Iona: Quejica, dijo en bajo tono mientras marcaba su rostro una sonrisa burlona.

-Elyon: ¿Donde estamos?, preguntó la joven ya mas calmada tras su viaje inesperado.

-Leyna: Estamos en el bar de Iona, Flor de Loto, respondió corriendo al lado de la camarera.

¿Me echaste de menos?, preguntaba mientras hundía su dedo índice en el moflete de la joven.

-Iona: No, y menos cuando cada vez que vuelves rompes el bar, señala tanto al techo como al agujero que se había formado a sus pies.

(El comportamiento de Leyna cambia mucho ante la presencia de Iona a la que tiene considerada su hermana, a veces mayor, a veces menor)

-Nathan: ¿Donde dejaste a Jeremy loca del bazooka?, preguntó

-Leyna: Esta en el sótano, lo deje ahí puedes ir cruzando esa puerta, respondió señalando una pequeña puerta detrás de la barra.

-Nathan: Muy bien, señorita vienes conmigo o ¿te quedas con la familia de locos?, preguntó a Elyon quien enseguida le siguió cruzando la puerta.



Eran ya las seis de la tarde, hora en la que normalmente llegaba gente al bar pero hoy el ambiente estaba muy tranquilo, no se sabia si era debido a la destrucción de la prisión o por alguna otra razón.

-Leyna: Augh! Parece que me herí cuando bajé desde tan alto, se quejaba a Iona.

-Iona: Toma, dijo dándole una botella de vodka y unos chupitos de tequila. Esto cura todo, siguió dejando el vaso en la estantería y dando prisas a los jugadores de billar para tener mas intimidad.

Los jugadores tan rápido vieron su mirada se largaron por la puerta sin mirar atrás.



(Cabe destacar que este dúo de "hermanas" era conocido mundialmente, la hermana mayor Leyna era la experta en asuntos de campo pero Iona era una espía de sumo cuidado. Su habilidad era magnifica tanto en la pelea como para sacar información a los demás)



-Iona: ¿A quiénes has traído esta vez? ¿Ladrones o asesinos? ¿Que tipo de criminal has traído para que ensucie mi bar?, preguntó mientras se bebía un par de chupitos de tequila.

-Leyna: La mujer trabajaba en la cárcel que aniquilé sin querer, no se nada de ella ni hay información en los archivos y él es Nathan Fireball, el hombre del momento, respondió seriamente a la pregunta.

-Iona: ¿Tienen alguna clase de importancia especial? Para mi siguen siendo simples criminales, dijo dándole otro trago al tequila.

-Leyna: Realmente no, no se nada de ellos ni hay nada en los archivos por eso me sorprende... ¿Que quieren ocultar? He visto que sabe usar magia o algo asi, y ella es bastante buena con las armas, son muchas cosas joder, respondió rascándose la cabeza.

-Iona: Por ahora solo podemos esperar y ver con nuestros propios ojos sus movimientos y entonces actuaremos, decía mientras limpiaba los vasos y guardaba las botellas. Ahora acompáñame para arreglar los estropicios que has hecho.

-Leyna: No tengo ganas hermana, destrocemos algo o hagamos una carrera con las motos, se quejaba poniendo pucheros para convencer a la dura camarera.

-Iona: !Ni hablar! Ya has causado demasiado, así que vamos sígueme, exclamó saliendo del bar.



-En el Sótano-



-Nathan: Jeremy, Jeremy, Jeremy, ¿listo para soltar toda la información?, dijo agachándose y sonriendo al atado.

-Jeremy: (Después de escupir en la cara a Nathan) No pienso decirte nada estúpido y tu eres una traidora, dijo señalando a Elyon. Vaya par se ha juntado, el asesino y la huérfana, me dais asco, expresó mientras volvía la cara.



-Elyon: No soy una traidora, desde un principio deteste mi oficio, solo quería encontrar respuestas, respondió a la ofensa.

El ambiente no era el perfecto pero allí se encontraban estos sujetos sin avanzar ni un poco en su meta. Lo único positivo es que buscan lo mismo: respuestas sobre su pasado.



-Nathan: A ver pequeñín, dime lo que sepas sobre esto o empiezo a quemarte poco a poco, le amenazó enseñándole una vieja carta de un joker.

-Jeremy: ¿Que pasa que aparte de asesino eres sordo? No pienso ayudarte en nada, respondió con cabezonería.

Nathan cambió su expresión totalmente y pidió a Elyon que se marchara del cuarto y no volviera escuchara lo que escuchara, Elyon así hizo.

-Nathan: Se que tienes información sobre el dueño de la carta y sobre lo que le pasó a mi familia, no quiero hacerte daño pero como no colabores lo haré. Así que se bueno y respondeme, dame pistas o nombres Jeremy, le dijo mirando le fija y seriamente.



-Jeremy: Si sabes eso, también sabes que si hablo no durare ni un dia fuera, me vendrán a buscar y me matarán, respondió.

-Nathan: (encendiendo su puño derecho) Los quemaré a todos, no dejaré a nadie libre y tu estas incluido así que respondeme Jeremy, gritó.

-Elyon: ¿Que estará pasando? No perderá la cabeza Nathan... ¿verdad? se preguntaba la pobre muchacha al escuchar tanto griterío



Al rato cesaron los gritos y empezó a salir mucho humo de la habitación, la puerta se abrió y salió Nathan, con la ropa chamuscada y rápidamente cerrando la puerta.

La cara de Nathan era un poema, nunca había visto hasta ahora esa expresión ni esa furia y rabia en sus ojos, estaban imbuidos en ese oscuro sentimiento llamado Odio y, todos sabíamos que no podíamos detener ya a ese padre.

-Elyon: Nathan, dime que no lo has matado, dime que sigue vivo... !Nathan!, no paraba de decir zarandeándole.



-Nathan: Fue su deseo, vivo o muerto sigue siendo un cobarde, no quería seguir viviendo sabiendo que iba a morir a manos de su jefe, le respondía mirando al suelo volviendo ya a su expresión normal.



Pasaron varios días, Nathan había estado yendo y viniendo, de aquí para allá pero no terminaba de mover ficha. Iona y Leyna seguían vigilando de cerca a los muchachos pero no encontraban nada raro en ellos (sin contar el hecho del cuerpo calcinado que encontraron en el sótano)



-Flor de Loto, 12:15-

El bar hoy estaba completamente lleno, no se cabía en él, mucha caja y muy buen ambiente. A Iona se la veía resplandeciente, sirviendo y recogiendo las ganancias pero, ¿a que mujer no le gusta el dinero?

Sofás, mesas y juegos estaban repletos de jóvenes alegres y llenos de energía.

En el lado derecho, justo al lado de la ventana se podía ver a un hombre hablando sólo, sin nadie alrededor y mirando por el cristal hacia la costa.

-Iona: Nathan echa a ese, esta creando mal ambiente, no tardes o cobras, y no precisamente dinero, ordenó la camarera.

-Nathan: ¿Por que tengo que obedecer a una amargada que pasa todo el tiempo bebiendo y hablando con el dinero?, pregunto saliendo vestido de camarero.

-Iona: Muy fácil, te doy de comer y donde caerte muerto. Y si no lo ves claro espera que te clave mis garras, que veras como lo ves claro como el agua, respondió con una sonrisa que intimidaría a la propia muerte.

-Nathan: (Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y rápidamente se acercó al sujeto en cuestión) Perdone, si no esta tomando nada y no tiene nada que hacer... ¿le importaría marcharse sin causar alboroto?

-Lucca: Si, lo siento ya me voy, ¿me cobras tu? pregunto sacando dinero de la chaqueta.

-Nathan: Claro, y muchas gracias por todo, mi jefa es un monstruo, le susurró riendo.

(Menos mal que Nathan es duro, porque, os lo creáis o no, Iona le rompió una botella de cerveza en la cabeza desde el mostrador. Esa mujer no era normal)

-Lucca: ... Le- Le comprendo señor, tome se lo dejo en la mesa, hasta la próxima Nathan Fireball, salude a su familia de mi parte, dijo saliendo del bar.

Nathan rápidamente salio del local pero ya no había nadie en las cercanías, ni huellas ni vehículos por la calle. Cuando volvió a la mesa la vio, un billete de 5 euros y una carta de joker idéntica a la que encontró ese día, el día que empezaba todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario